viernes, 23 de julio de 2010

Sex and the City 2 – Amiguis Forever

La RAE define la amistad como el “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”. La parquedad de la definición se entiende porque la Academia de la Lengua está formada en su mayoría por una panda de amargados que se pasan el día mirándose el ombligo sin molestarse en entender que la amistad entre mujeres ha evolucionado a la rapidez que las comunicaciones globales.

En la actualidad dicho sentimiento posee grados, matices, sutilezas que para unos intelectuales pretenciosos son imposibles de comprender. Pero para nosotros que tenemos hiperdesarrollado nuestro sentido femenino al punto de poseer doble cromosoma X, aparte del Y (síndrome conocido como de Klinefelter), introducirnos en la mente de una mujer es tan sencillo como hacerlo en su habitación (más facil aún porque para esto no necesitamos emborracharlas). Es por ello que sabemos que -en la jerarquía de la amistad- el tope, el cúlmen, el tocar el cielo con las manos, el equivalente emocional al sexo entre siameses, es cuando una dama puede abrazar tiernamente a otra por la espalda y referirse a ella como su “AMIGUIS” (largo camino que puede lleva hasta dos semanas luego de conocerse).

Una amiga no es una verdadera amiga hasta que no se hace tu AMIGUIS. Sólo allí no tendrás reparos en confesarle cual es el tamaño exacto del miembro viril de tu novio o el color y densidad de las heces fecales de la mañana del domingo luego de una noche loca de cócteles. Hasta ese momento apenas habrás tenido la confianza justa para contarle tu vida a grandes rasgos, obviando detalles tan cruciales que sólo se pueden confiar a una amiguis (como el número de tu talla de sujetador cuando tenías trece años o el nombre del gato de la tía Juana que se murió de penita porque el tío Beto la dejó).

Una vez que alcanzas a ser la “amiguis” de alguien ya nunca más estarás sola (la amiguistad es apenas un poco menos duradera que el amor absoluto) y pasas a formar parte de algo más grande. Ya no eres tú, eres un nuevo ser denominado “Nosotras”, que puede estar formado por dos o más células. Es muy importante saber que cuando eres parte de tal organismo, el todo es más importante que las partes. Se convierten en una especie de Gaia en que tus pensamientos son los de las demás, tus problemas los de las demás (y como tal, deben discutirlos, especialmente cuando tú no te encuentres presente ya que puedes hacerles perder objetividad al momento de dictaminar el juicio moral adecuado). Las amiguis comparten pasatiempos, pensamientos, gustos, se mimetizan como la microsociedad perfecta que son para alcanzar el bien común.

El siguiente diálogo escuchado de paso, y transcrito literalmente -sólo obviando los nombres- dará ciertos alcances para entender el mecanismo de funcionamiento de la amiguistad:

AMIGUIS 1: A que no sabes? Amiguis 3 ha vuelto con el novio?
AMIGUIS 2: Con Pepe? Pero si la hacía sufrir tanto
AMIGUIS 1: Es que ya sabes como es ella, además como es un poco feita a veces tiene que aguantar no más. No vaya a ser que se le escape.
AMIGUIS 2: Sí, pobre, pero no hay que negar que es muy buena, aunque también un poco tontita para creerle a ese Pepe que parece tan vivo, ¿No?
AMIGUIS 1: No parece: ¡Es!. Imagínate que el otro día me lo encontré en la calle y me dijo para ir a tomar un trago
AMIGUIS 2: No te puedo creer. Y tú que hiciste?
AMIGUIS 1: Pues le dije que sí, pero sólo para saber hasta donde iba a tratar de llegar sabiendo que soy amiguis de su novia
AMIGUIS 2: ¡Descarado! ¡Querer intentar algo con la amiguis de su novia! ¡Es que los hombres son todos unos sinvergüenzas!
AMIGUIS 1: Sí, por suerte nos tenemos a nosotras para poder confiar de verdad. (Suspiro y abrazo amiguistoso de rigor)
AMIGUIS 2: Y que pasó con él?
AMIGUIS 1: Nada, que se hacía el amable, el gracioso. Hasta me invitó a comer, tomamos unos tragos, luego fuimos a bailar.
AMIGUIS 2: Se fueron a bailar?
AMIGUIS 1: Es que quería saber hasta dónde pensaba llegar ese conchudo
AMIGUIS 2: Claro, porque Amiguis 3 tiene que saber que clase de hombre es ése.
AMIGUIS 1: Y luego no se qué me pasó. ¡Seguro me puso algo en alguno de los 14 margaritas que me tomé! Porque cuando me di cuenta estaba en su cama.
AMIGUIS 2: ¡No te puedo creer!
AMIGUIS 1: Me moría de la culpabilidad.
AMIGUIS 2: Pero no fue tu culpa, sino del desgraciado ese que te emborrachó.
AMIGUIS 1: ¡Seguro le puso algo al trago!
AMIGUIS 2: ¡A cuantas les hará lo mismo! ¡Pobre nuestra amiguis!
AMIGUIS 1: Pero ahora no puedo contarle nada a Amiguis 3 porque como le ve la cara a ese desgraciado, hasta puede pensar que yo quise hacerlo con él.
AMIGUIS 2: Es que ese maldito le ha lavado el cerebro y ella le cree todas sus patrañas.
AMIGUIS 1: Exacto. Entonces mejor no le digo nada para no pelearnos porque lo más importante es nuestra amiguistad.
AMIGUIS 2: Tienes mucha razón (nuevo suspiro y abrazo amiguistoso). Es que la Amiguis 3 es muy influenciable. A veces hasta pienso que no nos ve tan amiguis como nosotras, a ella.
AMIGUIS 1: Este sábado me voy a encontrar con él y allí sí me va escuchar, le voy a cantar sus cuatro verdades.
AMIGUIS 2: Bien hecho. (luego de un par de segundos de reflexión). ¿Si eso te pasara con mi novio, a mi si me contarías, no?
AMIGUIS 1: Claro que sí. Porque nosotras somos las mejores amiguis y nos tenemos que contar todo, pues.
AMIGUIS 2: ¡Claro amiguiiiiiisssss! (nuevo suspiro y abrazo amiguistoso). Oye ... y ¿de que porte lo tiene?

H. P.

jueves, 15 de julio de 2010

Sex and the City 2 – El bolso de Prada marrón y los zapatitos de tacón

Luego de que las cuatro amigas se hubieran convertido en los noventas en ejemplos de liberación e igualdad sexual habiendo revolucionado ellas solas la imagen de la mujer logrando hacerla ver como el ente decidido e independiente que es hoy. Raza compleja la de las féminas, que con cuidado maquillaje y manicura de doscientos dólares son capaces de tratar todos los ángulos posibles de temas tan diversos como: zapatos, hombres, zapatos, penes.

A comienzos de este siglo, gozamos de la esperada primera película, donde no se limitaron a darnos más de lo mismo, sino que valientemente dieron un paso adelante -pequeño en un zapato de tacón de doce centímetros pero enorme para la humanidad- borrando de plano la idea de que la vida de una mujer acaba a los cuarenta pues dejaron en claro que la ebullición hormonal producto de la cercanía a la menopausia no hace sino acentuar su crecimiento espiritual e intelectual haciendo que no sólo sean capaces de disfrutar plenamente de sus cuerpos sino también de la profundidad de ricos y complejos pensamientos desenvolviéndose con impresionante soltura en temas tan disímiles como: zapatos, hombres, zapatos, penes, matrimonio.

Carrie y sus amigas mostraron aquella vez que la mujer luego del éxito, los zapatos y la vida sexual activa con millonarios de dotación viril abundante no se deja estar, pues aún queda algo más, un paso importantísimo en ese estrogénico camino personal hacia la perfección: El deseo de casarse vestida de blanco en una fastuosa ceremonia. Gracias al grupo de amigas descubrimos que, aunque la sociedad machista y androcéntrica se empeñe en hacer ver como robots sin sentimientos a las mujeres exitosas, -por muchos pares de zapatos que tenga en su armario y aventuras carnales en su hoja de vida- ellas siempre mantienen la frescura de pensamiento, la ilusión y la fantasía de unas niñas.
Es por ello que no tenía demasiadas expectativas con la película. El listón a alcanzar era muy alto. Pensé que su momento había pasado y que era imposible que nos sorprendieran aún más de lo que ya habían hecho hasta ahora. Pero confieso que tenía una secreta esperanza en que nuestras heroínas lo volvieran a hacer. Y vaya que lo hicieron. No pude terminar de ver la película pues las lágrimas de emoción me desbordaban. Este filme no se centra en delicados análisis sobre las complejas diferencias conductuales entre los distintos sexos ni tampoco en las habituales reflexiones filosóficas sobre el papel de los zapatos de tacón como motor de la sociedad.

Esta vez arremete valientemente contra la injusticia que conlleva la diferencia económica entre clases sociales y las terribles brechas que se han abierto entre ricos (como los de aquellos países árabes que no tendrán agua pero que donde hasta se suda petróleo) y pobres (como nuestras sufridas heroínas que se matan trabajando hasta cuatro probables horas al día para poder comprar zapatos de apenas 500 o mil dolaruchos) y nos ofrece un lúcido panorama de la economía mundial a partir del crack económico del 2008 y el esfuerzo de la clase trabajadora por reponerse a tan tremendo golpe.

No es menos importante el otro tema en el que ahonda la película, algo que quizás siempre hemos sobreentendido por su importancia capital en nuestras vidas, pero que esta vez logramos intuir en su real magnitud. Estamos hablando, por supuesto, de la/las “amiguis”. Tema del que -por su complejidad- hablaremos en un siguiente post.

Queremos terminar diciendo que el equipo de redactores de Periódico de a china la recomienda como una película de imprescindible visionado, no sólo por sus valores fílmicos sino por su importancia como estudio sociológico contemporáneo. Me atrevo a decir que deja a Ciudadano Kane como una película de aficionados y se acerca más bien a verdaderas joyas de la filmografía universal como Showgirls, sólo que sin culos y tetas descubiertos.

H. P.

Maradona o el tronar de las vuvuzelas

¡Felicidades! La nueva Italia ha salido campeona del peor Campeonato del Mundo de la Historia. Sólo nos queda, ahora, dar vuelta a la página y tratar de olvidar este infame mes de vuvuzelas y catenaccio.

Sin embargo, no podemos iniciar nuestra abstinencia temporal de fútbol sin dedicarle un post al personaje más polémico de la historia del balompié. Muchos tendrán dudas sobre si fue o no el mejor jugador de la historia pero nadie podrá negar que aún ahora -dieciséis años después de su último Mundial dentro de la cancha- sigue levantando pasiones de una manera que, me atrevo a decir, ningún deportista en la historia ha logrado jamás. Michael Jordan fue el mejor basquetbolista; Federer es (y será por siempre, por los siglos de los siglos) el mejor tenista; Woods, el golfista por excelencia. Y así podríamos hablar de iconos deportivos en todas las disciplinas que representen la esencia del esfuerzo y el talento -en el mismo fútbol podríamos mencionar a Pelé o al Puma Carranza. Pero hay algo que diferencia al deporte de las patadas de todos los demás deportes. Algo indefinible. Algo que lo convierte en la actividad de multitudes por excelencia, en el deporte del pueblo. Y por lo tanto, en la expresión cultural -y no sólo física- más importante del proletariado en el último siglo. Podríamos llenar el post sólo con adjetivos que intentaran describir dicha esencia balompédica, su alcance histórico y socio cultural en el mundo contemporáneo; pero lo resumiremos en una sola palabra, aquella que define por si misma todas sus contradicciones: Maradona.

Maradona entendió en su momento algo que Messi no ha llegado a comprender aún (y ya no creo que lo haga jamás): que el fútbol es un deporte individual donde los compañeros de equipo cumplen la misma función de las bandas en el billar. Puedes utilizarlos para que jueguen a tu favor, pero nunca debes pretender jugar como si fuesen tus iguales. En base a dicha verdad absoluta el “Diez” (siempre será el Diez, así como Fernando Torres seguirá siendo el Niño a los cuarenta) forjó su propia leyenda haciendo grande a una selección mediocre y gigante a un equipo de barrio bravo italiano. La gente del Nápoles entendió que su presencia era un milagro irrepetible para ellos y lo santificó (cosa que deberían hacer ahora los malagradecidos españoles con el pulpo Paul). Los argentinos dieron un paso más y, vista la mano de dios, directamente lo deificaron creando la Iglesia Maradoniana, con no pocos creyentes. ¿Alguién supone que podría existir una iglesia Zidanesca? ¿O Stoichkoviana? Ni David Beckham podría lograr tal grado de fanatismo siquiera en los rinconcitos del Venecia de Macao donde es tan admirado. Basta decir que a pesar de la barba de yonki caballesco, ni los esculpidos abdominales de Ronaldo lograron enfervorizar a las tribunas tanto como el taquito que regaló Maradona para devolver una bola a la cancha enfundado en su traje gris.

Todos sabemos que Maradona dista mucho de ser el deportista ideal; casi siempre gordo, drogadicto empedernido, megalómano (pero no como un argentino, como una docena de argentinos juntos más bien), poco amigo del pensar, sensiblero hasta la cursilería, metido en tal cantidad de escándalos y controversias que no hay ser humano capaz de documentarlas todas (que lo diga el pobre Kusturica), socialista furibundo o sibarita en ejercicio pleno de su hedonismo (de acuerdo al humor que le ponga la pureza de la sustancia del momento) porque a decir verdad él, como el pulpo Paul, no necesita de la razón ni sigue las reglas de la naturaleza. Diego Armando carece de doctrina y no sufre de principios morales (salvo los básicos e infaltables en un futbolista de bien: el amor a la familia y la pelota -y, bueno sí, una cierta obsesión por cierto polvillo blanco). El Diego actúa de acuerdo a lo que le sale de los intestinos así que cague muchas veces encima. Como entrenador no tuvo planes a corto ni a largo plazo pero aún así nos deja la sensación de haberlo hecho mejor de lo que todos esperábamos (lo mismo pasó cuando tuvo su programa de entrevistas, y es que el talento de su zurda basta y sobra para sacarlo de incontables apuros). Muchos suponíamos que era el fin de la leyenda, que por fin se humanizaba para todos ese gordo ególatra de mierda. Pero D10S salió indemne de esta segunda venida y, al pelearse con los hinchas alemanes, dejó en claro que Maradona lo único que no va a ser en la vida es un hombre corriente y -mientas el mundo sea mundo- seguirá siendo adorado y despreciado: como Cristo o Alá pero -aunque comparte su vacuidad con ellos- hizo algo que los otros dos no, y es haber ganado completamente solo una Copa del Mundo.

Hay un estudio sobre Diego Armando que justifica su éxito no en su zurda, sino en que Maradona es probablemente la única persona en la historia de la humanidad que verdaderamente ha gustado de su trabajo y eso logró elevarlo de la mediocridad a la que estaba condenado. La idea original de este post era analizar esa teoría, pero, aparte de adscribirla plenamente, no podemos aportar nada más a ello sino agregar apenas, como sostuvimos al comienzo del post, que Maradona es el espejo de irreflexión en el que se mira el pueblo. Él es el pueblo mismo, y lo es incluso más que la Tigresa del Oriente, aunque eso les joda a tantos.

H. P.

jueves, 8 de julio de 2010

Holanda: La Tercera Guerra de los Bóers será contra España

Confieso que luego de hacer el ridículo sistemático en todos nuestros pronósticos; los redactores de Periódico de a china estuvimos pensando seriamente en afirmar que -así como el Holocausto- el Mundial de Sudáfrica nunca existió. Sin embargo, nuestro deber hacia ustedes, queridos lectores, nos obliga a dejar para las próximas semanas los artículos sobre el Teorema físico matemático de Winnie Cooper (juro por el pulpo Paul que existe) y sobre la libre interpretación sexo-alcohólica del Corán por parte del alegre pueblo de Kazajistán y, con el dolor de nuestros corazones, realizar el análisis de un equipo más: El próximo campeón mundial: La Volkstaat.

Holanda es un país europeo, y como tal, debía dejar su huella en la historia conquistando algunos incivilizados territorios. Así que a mediados del siglo XVI se lanzó en busca del “sueño americano”, y aunque la suerte le sonrió al comienzo, la aventura no fue tan exitosa como podría esperarse, teniendo que abandonar territorio tras territorio, hasta quedar -apenas- en posesión de lugares tan ridículos como las Antillas Holandesas, Surinam y poco más.

Es por eso que Holanda (a la vez que se convertía sucesivamente ella misma en colonia de otros países como España o Francia) trató de probar suerte en continentes menos mediáticos pero de gran potencial económico (tal como hacen los equipos de fútbol ingleses en la actualidad), lanzándose a la conquista de África y Asia. En esta última sus conquistas más importantes se dieron sobre la hoy Indonesia, país que recién consiguió independizarse de la metrópoli (cómo me gusta esa palabra. Me siento Fritz Lang cuando la escribo) a mediados del siglo pasado.

Sin embargo, el logro más importante a nivel del colonialismo -y secuelas a largo plazo- se dio en el África subsahariana. Y aunque el techo puesto por Inglaterra en materia de masacre de nativos, esclavización, emprobrecimiento (y demás perlas que, por obvias, no menciono) era muy alto, Holanda, a través de su sucursal en el hemisferio sur: los Afrikáners, le jugó por momentos de igual a igual a los británicos llegando al preciosismo que caracteriza también a su fútbol, en el año 1948, cuando se oficializó el Apartheid.

Quizás a muchos de ustedes se les haya escapado el paralelo existente entre la selección holandesa y los Afrikáners -no a nosotros que llevamos décadas en esto del fútbol-. Si hasta estos últimos tomaron el apellido de los famosos hermanos Frank y Ronald para autodenominarse. ¿O fueron los mellizos quienes tomaron el nombre para demostrar que los Afrikaneers siempre serán holandeses, y como tales, siempre tendrán representación en la Naranja.

Entendámoslo bien: Sudáfrica no era local en esta Copa. Eso es lo que nos estuvieron haciendo creer los medios de comunicación, pero el desastre de los equipos de ese continente sólo confirmó lo evidente. No había un solo blanco en la selección sudafricana y no porque ellos sean fanáticos del rugby. Repito, es lo que nos hicieron creer. Los afrikáners estuvieron siempre con las vuvuzuelas escondidas pero listas para sonar cuando empezara a jugar el equipo de coloración cítrica, que una vez más vuelve a casa victoriosa y, en un ejercicio de poética revancha histórica. aplastando a los españoles. No estamos ante una vuelta de tuerca en los mundiales. Asistimos, más bien, a la reafirmación de los valores tradicionales de la buena Europa y la supremacía blanca.


Estrellas:
La estrella holandesa en este Mundial y que hizo posible que los afrikaners vayan a disfrutar este domingo de obtener SU Mundial, es -naturalmente- Felipe Melo. Este Mundial tendría seguramente otro finalista si no fuera por la sutileza de su golpe de cabeza para desviar el balón lo justo para que llegase el primer gol contra Brasil; o la expulsión en el momento preciso para evitar presiones y que Holanda maneje los tiempos del partido. Sneijder y Robben son también buenos jugadores pero infinitamente menos importantes que Melo para Holanda. Lamentablemente su estrella no podrá jugar este partido así que Holanda tendrá como principales armas el juego aéreo del metro sesenta de Sneijder o la demoledora presencia física del “hombre de cristal” Robben. Ah, y por último, pero no por ello menos importante: la localía.

Rival:

Ya casi todo está dicho sobre España. Basta agregar que el juego que va enamorando a la afición es aún peor al esperado y por ello, quizás algunos piensen que se encuentra en estas instancias debido a que Iberia ha tomado la posta del juego latino ante la decadencia moral del Imperio Romano y es la encargada moral de esparcir por el mundo el arte del Catenaccio.

Sin embargo, desde esta página y para el mundo, diremos en voz alta lo que no pocos murmuran en los bares y transporte público alrededor del mundo. La única y verdadera razón por la que España está en esta Final tiene nombre propio: PULPO PAUL

Pronóstico:

Holanda se convertirá en el primer país en ganar la copa como local lejos de “la metrópoli”. En la misma tónica, se sabe que Sarkozy ya ha propuesto a Martinica como sede para el Mundial del 2020 y el premio Nóbel de la paz, Obama, ha hecho lo mismo proponiendo a Afganistán.

H. P.