Gisela Valcárcel es una especie de Susana Gimenez peruana y no son pocas las similitudes entre ellas. Ambas han alcanzado el éxito casi de casualidad y con un programa de llamadas de amas de casa. Ambas han iniciado sus carreras como émulas de Raffaella Carrá y han terminado convirtiendose en señoras de moralidad rayana en lo mojigato, lo que no les impide jugar al doble sentido con hombres a quienes duplican en edad. Ambas han salido de la modestia de la clase media (aunque Gisela insista en haber sufrido una pobreza extrema, que nunca fue tal) a los brillos que otorga el estar consideradas entre las personas más poderosas de sus respectivos países (y ninguna ha podido borrarse del todo la "naquería" de su juventud). Y lo más importante: Ambas son insoportables.
Como hablar de dos personajes tan insufribles sería una tarea titánica, me decantaré por avinagrar mi día con la nada encantadora rubia artificial de Gisela Valcárcel