El personaje de Hulk -al menos en los cómics, que no en el cine- ha evolucionado desde aquel ente estúpido de fuerza sobre humana, cerebro de codorniz y corazón de madre abnegada, hacia un ser con poderes casi ilimitados, con una mente ágil, consciente de que es alguien diferente y con capacidad de sentir rencor y vengarse.
Planet Hulk (Saga de 14 cómics y una introducción de 3 más) es una alegoría de la realidad socio económica mundial, más que un divertimento infantil: Una parte de los súper héroes -liderados por el hombre-empresa, gurú y visionario comercial, Tony Stark- han descubierto que necesitan fundar una súper corporación que pueda hacer frente a las agresivas estrategias de la competencia proveniente del espacio exterior, que amenaza acabar con la frágil estabilidad de las súper heroicas Pymes, tal y como las conocemos.
Stark, o Iron Man, sabe que, aunque en la actualidad sean capaces de atender las necesidades de la población consumidora de su protección, es decir: El primer mundo; la demanda seguirá creciendo, los peligros aumentarán sin cesar, y la única manera de entregar servicios heroicos baratos y de calidad es la reunión corporativa de todos ellos. La posibilidad de dejar a la ciudadanía a merced de héroes en masa y sin símbolos protegidos por copyright, provenientes de China o alguna otra economía emergente, es demasiado clara como para ignorarla.