domingo, 24 de julio de 2011

Se acabó la Copa América: ¡Que empiecen las eliminatorias que estamos encendidos!

Aunque para la prensa comercial, esa que endiosa a Justin Bieber y a Cristiano Ronaldo, el partido importante era el de la final; los hinchas del verdadero fútbol (ese que tiene como objetivo que once jugadores por lado toquen aquel objeto redondo con las piernas, para lograr introducirlo en el arco rival, y no esa especie de boxeo tailandés con balón, que practican los ---guay, con el Para--- con mayor grado de brutalidad) sabemos que el partido esperado era el del tercer puesto, el de las cenicientas, el de los campeones morales, el de los equipos revelación, el de los perjudicados por los árbitros, el que jugarían el peor equipo histórico de la región, con el peor de la última década.

Venezuela hizo lo suyo: Tiene mejores jugadores y un planteo más organizado para ello; pero la mayor de sus limitaciones es el peso de la historia. Cuando nadie da nada por ellos, se matan por el triunfo; pero cuando empiezan a pensar que pueden lograr algo significativo, pues ... llegó el momento de comprar los pañales para la incontinencia. Lo sabemos bien, pues Perú tiene una larga tradición haciendo lo mismo, pero la diferencia es que ...

lunes, 18 de julio de 2011

Semifinal Copa América: La Cenicienta se acicala y la bella durmiente por fin despierta

Si hay algo innegable en este mundo -además de la relación entre el poder económico y el Opus Dei, en países de habla hispana- es que yo no soy el pulpo Paul. Mi absoluta incapacidad para predecir resultados electorales o deportivos ya me ha llevado a realizar un ridículo mayúsculo en el Mundial, y no contento con ello, seguí lanzando vaticinios que me hubieran convertido en el hazmerreír de cualquier cofradía de profetas secretos de baja estopa. Sin embargo, tozudo y persistente -como defensa paraguayo- mantuve hidalgamente el arte de adivinar el futuro, aún a riesgo de perder la poca credibilidad que me quedara y sí, en esta Copa América volví a hacerlo, con el cien por ciento de inefectividad que me caracteriza.

Sin embargo, debo decir a mi favor, que hice hincapié en las pocas virtudes de los "eternos favoritos" Argentina y Brasil en la inocente creencia de que el peso histórico aún significa algo en el fútbol, cosa que -desde Sudáfrica- sabemos que no existe más. Si España ha llegado a campeona del mundo, pues no sería mayor sorpresa que Venezuela hiciera lo propio en esta parte del mundo.

Así que ahora, en lugar de decirles quien ganará (para que salgan corriendo a apostarle al contrario, con la garantía que brinda la perfección de mis fallas), me limitaré a analizar a los protagonistas, dejando, buen lector, a tu libre albedrío la predicción de los resultados (Actividad a la que he renunciado, por lo menos hasta el US Open)

martes, 5 de julio de 2011

La Copa América: Un Análisis con la Objetividad de Vargas Llosa

El Mundial de fútbol es a ese deporte, lo que la ONU a la paz mundial: Mucha representación global, mucha pluriculturalidad, pero a la hora de las decisiones, son los mismos de siempre, quienes las toman. Es impensable imaginar una final entre Corea del Norte y Bahamas. Ni siquiera entre Japón y Costa de Marfil. El fútbol, como el sexo permitido por la Iglesia, es cosa de dos, (En este caso: América y Europa) y los invitados que no pertenecen a estos continentes son como los extras de una película: A nadie le importan.

Pero el Mundial, a diferencia del cine comercial, se ha convertido en una especie de festival exótico, donde el colorido y la infinidad de tradiciones se mezclan para regalarnos un espectáculo donde el deporte es lo menos importante. Apenas las últimas rondas, cuando ya los invitados se fueron a sus casas, cobra algo de interés lo que suceda en la cancha.